viernes, 14 de marzo de 2008

Los caracoles del belga

Por Raúl Rivero
Un Louis Michel compasivo y emocionado ha regresado de Cuba a Europa para convencer a los políticos del continente de que se levanten definitivamente las sanciones impuestas al régimen de Fidel Castro en 2003, que están suspendidas en el aire y la nada desde hace casi tres años.
Las medidas se tomaron cuando la dictadura arrestó a 75 opositores y los condenó a penas de hasta 28 años. Al mismo tiempo que fusiló, en un proceso fulminante de 48 horas, a tres jóvenes que trataron de desviar una lancha de pasajeros hacia las costas de la Florida.
Los tres muchachos no han resucitado, y de los 75 prisioneros de la llamada primavera negra, quedan en las cárceles 55 hombres. Tres decenas están en muy mal estado de salud. La cifra total de los prisioneros políticos es de 234 y siguen hacinados en los calabozos, algunos —como los del Combinado del Este— muy cerca de los despachos de lujo donde Michel bebe sorbos de agua mineral con los que ordenaron las condenas.
Después de unas breves sesiones de conversaciones con la jefatura cubana, que hace unos días hizo un movimiento teatral de muebles usados, el Comisario Europeo de Cooperación y Ayuda Humanitaria está convencido de que "el principal obstáculo para relanzar el proceso de normalización entre Cuba y la UE son las sanciones".
¿Cuáles sanciones? ¿Las de los opositores pacíficos y los jóvenes fusilados? No. El agudo observador belga, provisto de un dispositivo mágico para captar las fluctuaciones de la sensibilidad de la nomenclatura isleña, considera importante levantar las que se le impusieron al gobierno cubano por Europa, después del gesto inhumano y soberbio —la reconstrucción de los juicios estalinistas— y la voz de fuego contra aquellos tres jóvenes.
"Espero poder hacer todos los esfuerzos para convencer a los países miembros de la UE… Les trasladaré mi valoración, convicciones, y considero que existen las condiciones… para abrir una nueva era de relaciones entre Cuba y la UE", ha dicho Michel por encima del nudo de su enorme corbata azul, desde la espesura de su barba, en La Habana, bajo la mirada estrábica, pero severa, del canciller Felipe Pérez Roque.
El principal obstáculo
Es posible que el emisario europeo pueda convencer a los líderes de su continente. Se habrá cumplido, una vez más, el principio de la soberanía de la política exterior de la UE. Lo que se extraña en los párrafos almibarados del comisario es, por ejemplo, una clara mención a las víctimas del acontecimiento que desembocó en este escenario. Un signo decente de preocupación por las vidas y el destino de los prisioneros y sus familiares.
Unas líneas de solidaridad con los agraviados que están en las cárceles, aunque sea en medio de esa pasión, esa entrega por los verdugos.
No es mucho. No es mucho lo que se pide para un país sin voz, con el 20% de sus ciudadanos desperdigados por el mundo, cuyo porvenir se trata de dibujar en decenas de mesas de juego, donde la mayoría de la población no tiene silla arrimada.
Señor comisario: el principal obstáculo para su agenda personal y las de algunos de sus socios serán esas sanciones, pero el principal obstáculo para lo más importante, iniciar el camino de la libertad de Cuba, es devolver a sus casas con garantías a los presos políticos. El otro valladar es el delirio de poder de sus anfitriones.

(Publicado en www.cubaencuentro.com el 11 de marzo de 2008)

2 comentarios:

  1. Sería maravilloso que las cosas se dieran para bien de una Cuba cuya gente linda merece más.

    Sería una noticia renovadora.

    Un abrazo cálido para tí!

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  2. Una vez más, la voz de la razón en sus escritos.

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