PELOTÓN A LA VISTA
Por Tania Quintero, desde Lucerna
“Lo dicen los hechos: el gobierno cubano no perdona los intentos de salida ilegal del país, sean o no violentos.”
A pesar de no haber matado a nadie, en la madrugada del 11 de abril de 2003, Lorenzo Enrique Copello, Bárbaro Leodán Sevilla y Jorge Luis Martínez, pagaron con su vida su intento de secuestrar una embarcación para salir del país. Cuatro fueron condenados a cadena perpetua: Maikel Delgado, Yoannis González, Harold Alcalá y Ramón Grillo, y a 30 años de privación de libertad a Wilmer Ledea.
Son pues, previsibles, las consecuencias del último intento de secuestro, en este caso de un avión, protagonizado el pasado 3 de mayo por Leandro Cerezo, 19, y Yoan Torres, 21. En su huida, los jóvenes dispararon con los fusiles Ak-47 robados de la unidad donde pasaban el servicio militar y mataron a dos oficiales que les ofrecieron resistencia.
Algunos antecedentes
El anterior intento para secuestrar violentamente un avión se había producido el 10 de abril de 2003 en el municipio especial Isla de la Juventud, cuando cinco personas, de “forma sorpresiva y violenta” arrebataron un fusil Ak-47 a un soldado que estaba de guardia cerca del poblado pinero La Fe. Dos horas después, cuatro asaltantes fueron detenidos en las cercanías del parqueo del aeropuerto de Nueva Gerona, donde les fueron incautados el fusil, dos cuchillos y pesas de hacer ejercicios. Según las autoridades, el plan consistía en esperar la llegada de un vuelo procedente de La Habana y con las pesas, romper una pared de cristal y salir a la pista después que bajaran entre seis y diez pasajeros, secuestrando dentro al avión al resto de los ocupantes, unos treinta.
Ese intento de secuestro se producía después de dos incidentes aéreos ocurridos unas semanas antes. El 19 de marzo de 2003 seis hombres, con armas blancas, habían secuestrado un DC-3, que volaba entre La Habana y Nueva Gerona, con seis tripulantes y veintinueve pasajeros, La aeronave, fabricada en los años 50, fue interceptada por aviones militares de Estados Unidos y conminada a aterrizar en Cayo Hueso, Florida. Allí, diecisiete personas solitaron asilo y dieciséis optaron por regresar a Cuba. Los secuestradores fueron arrestados, juzgados y condenados en Estados Unidos.
En la noche del 31 de marzo, la tripulación de un AN-24 que cubría la ruta Nueva Gerona-La Habana, era amenazada por un hombre con dos “granadas” y quien exigía desviar la nave hacia Miami, pero al no tener suficiente combustible, se vio obligada a aterrizar en el aeropuerto internacional José Martí de La Habana. Tras muchas negociaciones en medio de un fuerte despliegue policial, cuando el individuo fue reducido y arrestado, se comprobó que las “granadas” eran de juguete.
La ola de secuestros que se desató en 2003 -tres aéreos y uno maritimo- pudo haber tenido como “aliciente” lo ocurrido el 11 de noviembre de 2002, cuando en Pinar del Río ocho personas secuestraron un AN-2, viejo y pequeño monomotor de fabricación soviética utilizado para labores agrícolas, y sin mayores incidentes lograron aterrizar en Cayo Hueso. Los ocupantes de la avioneta obtuvieron permiso para permanecer en Estados Unidos.
Anteriormente, el 19 de septiembre de 2002, otro AN-2, destinado a la fumigación y fertilización de arroz, también en la provincia Pinar del Río y con nueve personas a bordo, fue conducido por el piloto hacia Estados Unidos. El aparato cayó al mar y una persona murió. El resto fue rescatado por un mercante panameño y conducido a territorio estadounidense.
El 16 de agosto de 1996, una avioneta tipo Wilga perteneciente a la Empresa Nacional de Servicios Aéreos, fue desviada de su ruta entre La Habana y Varadero por tres hombres armados. La nave amarizó frente a las costas de Fort Myers, Estados Unidos.
Apenas un mes antes, el 7 de julio, un avión comercial de Cubana de Aviación que cubría la ruta Santiago de Cuba-Guantánamo y con ocho pasajeros a bordo, fue secuestrado a punta de pistola por un militar cubano, logrando aterrizar en la Base Naval de Guantánamo.
El 8 de mayo de 1994, un AN-24 que volaba entre La Habana y Nassau, con treinta pasajeros a bordo, fue desviado por el piloto hacia el sur de la Florida.
El 15 de noviembre de 1993, un AN-2 de la Empresa Nacional de Servicios Aéreos fue desviado hacia Estados Unidos desde el aeropuerto de Camagüey por dos pilotos de dicha empresa que portaban armas de fuego.
En todos los casos, las penas para los apresados en Cuba han sido de cadena perpetua a 30 años de privación de libertad. Pero en 2003 el régimen de Fidel Castro decidió comenzar el año con más mano dura aún, aplicando las leyes no sólo para condenar delitos o supuestos delitos, sino sobre todo para atemorizar y tratar de que sirvieran como lección ejemplarizante.
En enero de 2003 puso en marcha la Operación Coraza, la mayor redada contra el tráfico y consumo de drogas hasta ese momento conocida en la Isla. En marzo, la Primavera Negra, como ha quedado conocida la brutal oleada represiva contra la oposición pacífica, con sanciones de entre 13 y 28 años de prisión a 75 disidentes y periodistas independientes de todo el país. Y en el mes de abril, sin importarle un ápice la opinion pública internacional, ya muy alarmada por las detenciones y desorbitantes condenas a los opositores, fusiló a los tres secuetradores de la lancha Baraguá. Los tres eran negros, jóvenes y de origen humilde.
Algunas víctimas
Excepcionalmente, los intentos de secuestro de naves aéreas y marítimas o de penetrar en sedes diplomáticas para pedir asilo, acciones que se vienen produciendo desde los primeros años de la llegada al poder de Fidel Castro, han dejado víctimas mortales: en innumerables ocasiones, los secuestradores han pagado con su vida sus deseos de irse del país. Así lo demuestran testimonios aportados por Archivo Cuba, una de las más importantes y serias organizaciones del exilio encargadas de recopilar y verificar casos de muertos, fusilados y desaparecidos a partir de 1959.
Es el caso de Angelo López, 15, y Nelson Rodríguez, 18, fusilados en 1971 en la Fortaleza de la Cabaña tras el infructuoso intento de secuestrar un avión de Cubana de Aviación.
Diez años después, el 2 de enero de 1981, tres hermanos de apellido García Marín, fueron capturados dentro de la Embajada del Vaticano en La Habana y posteriormente fusilados.
Apenas tres meses más tarde, el 23 de marzo, Owen Delgado, 15, murió de una golpiza en Villa Marista, cuartel de la policía política al cual había sido llevado cuando agentes de la Seguridad del Estado penetraron en la Embajada de Ecuador en La Habana, a donde Owen se había refugiado con su familia. En esa misma sede diplomática, el 11 de diciembre de 1961, había sido abatido Alberto Hernández.
Al intentar salir del país en una lancha por el puerto de Palo Alto, Ciego de Avila, el 19 de mayo de 1991 presuntamente fue asesinado Miguel Mariano Guerra, 33, reportado como desaparecido al no encontrarse su cadáver.
El primer caso encontrado de un cubano muerto en el tren de aterrizaje de un avión data del 21 de julio de 1991 y es el de Alexis Hernández, 19, quien intentó escapar en un vuelo de Iberia que cubría la ruta Habana-Madrid.
El 19 de septiembre de 1999, Roberto García, 47, lograría huir de Cuba en el tren de aterrizaje de una nave de Alitalia. Su cuerpo sin vida sería hallado en el aeropuerto de Malpensa, Milan.
Félix Julián García, 28, y cuyos restos llevan años reclamando familiares residentes en Miami, murió asfixiado el 22 de agosto de 1999. Lo hallaron en la rueda de un British Airways cuando éste aterrizó en Londres.
También en el tren de aterrizaje de un British Airways lograron entrar y escapar de la isla, dos estudiantes de las escuelas militares Camilo Cienfuegos, Maikel Fonseca, 16, y Alberto Esteban Vázquez, 17. Murieron congelados durante la larga travesía. Ocurrió en la Navidad del año 2000.
Menos conocidos han sido los intentos por tratar de llegar a la Base Naval de Guantánamo. En 1993 lo intentó Manuel Whitaker, 16, y murió al estallarle una mina. El 19 de enero de 1994 Luis Iskander Malenas y Angel Valverde tampoco lo lograron: fueron ametrallados por guardafronteras cubanos.
Según Archivo de Cuba, hasta mayo de 2004 el estimado de menores muertos en intentos de salidas por mar se situaba entre 10 mil 926 y 12 mil 916 (la cifra de cubanos adultos es varias veces superior).
Los casos más terribles son dos masacres:
La del Río Canímar, Matanzas: el 6 de julio de 1980 cuatro menores de edad se ahogaron junto con 62 personas cuando la marina cubana hundió la embarcación XX Aniversario, secuestrada con el fin de salir ilegalmente del país.
La de la Bahía de La Habana: el 13 de julio de 1994 un guardacostas cubano hundió un remolcador que horas antes había sido secuestrado, el 13 de Marzo. Doce menores, entre ellos un bebé de seis meses, perecieron junto con sus padres y otros familiares.
A pesar de no haber matado a nadie, en la madrugada del 11 de abril de 2003, Lorenzo Enrique Copello, Bárbaro Leodán Sevilla y Jorge Luis Martínez, pagaron con su vida su intento de secuestrar una embarcación para salir del país. Cuatro fueron condenados a cadena perpetua: Maikel Delgado, Yoannis González, Harold Alcalá y Ramón Grillo, y a 30 años de privación de libertad a Wilmer Ledea.
Son pues, previsibles, las consecuencias del último intento de secuestro, en este caso de un avión, protagonizado el pasado 3 de mayo por Leandro Cerezo, 19, y Yoan Torres, 21. En su huida, los jóvenes dispararon con los fusiles Ak-47 robados de la unidad donde pasaban el servicio militar y mataron a dos oficiales que les ofrecieron resistencia.
Algunos antecedentes
El anterior intento para secuestrar violentamente un avión se había producido el 10 de abril de 2003 en el municipio especial Isla de la Juventud, cuando cinco personas, de “forma sorpresiva y violenta” arrebataron un fusil Ak-47 a un soldado que estaba de guardia cerca del poblado pinero La Fe. Dos horas después, cuatro asaltantes fueron detenidos en las cercanías del parqueo del aeropuerto de Nueva Gerona, donde les fueron incautados el fusil, dos cuchillos y pesas de hacer ejercicios. Según las autoridades, el plan consistía en esperar la llegada de un vuelo procedente de La Habana y con las pesas, romper una pared de cristal y salir a la pista después que bajaran entre seis y diez pasajeros, secuestrando dentro al avión al resto de los ocupantes, unos treinta.
Ese intento de secuestro se producía después de dos incidentes aéreos ocurridos unas semanas antes. El 19 de marzo de 2003 seis hombres, con armas blancas, habían secuestrado un DC-3, que volaba entre La Habana y Nueva Gerona, con seis tripulantes y veintinueve pasajeros, La aeronave, fabricada en los años 50, fue interceptada por aviones militares de Estados Unidos y conminada a aterrizar en Cayo Hueso, Florida. Allí, diecisiete personas solitaron asilo y dieciséis optaron por regresar a Cuba. Los secuestradores fueron arrestados, juzgados y condenados en Estados Unidos.
En la noche del 31 de marzo, la tripulación de un AN-24 que cubría la ruta Nueva Gerona-La Habana, era amenazada por un hombre con dos “granadas” y quien exigía desviar la nave hacia Miami, pero al no tener suficiente combustible, se vio obligada a aterrizar en el aeropuerto internacional José Martí de La Habana. Tras muchas negociaciones en medio de un fuerte despliegue policial, cuando el individuo fue reducido y arrestado, se comprobó que las “granadas” eran de juguete.
La ola de secuestros que se desató en 2003 -tres aéreos y uno maritimo- pudo haber tenido como “aliciente” lo ocurrido el 11 de noviembre de 2002, cuando en Pinar del Río ocho personas secuestraron un AN-2, viejo y pequeño monomotor de fabricación soviética utilizado para labores agrícolas, y sin mayores incidentes lograron aterrizar en Cayo Hueso. Los ocupantes de la avioneta obtuvieron permiso para permanecer en Estados Unidos.
Anteriormente, el 19 de septiembre de 2002, otro AN-2, destinado a la fumigación y fertilización de arroz, también en la provincia Pinar del Río y con nueve personas a bordo, fue conducido por el piloto hacia Estados Unidos. El aparato cayó al mar y una persona murió. El resto fue rescatado por un mercante panameño y conducido a territorio estadounidense.
El 16 de agosto de 1996, una avioneta tipo Wilga perteneciente a la Empresa Nacional de Servicios Aéreos, fue desviada de su ruta entre La Habana y Varadero por tres hombres armados. La nave amarizó frente a las costas de Fort Myers, Estados Unidos.
Apenas un mes antes, el 7 de julio, un avión comercial de Cubana de Aviación que cubría la ruta Santiago de Cuba-Guantánamo y con ocho pasajeros a bordo, fue secuestrado a punta de pistola por un militar cubano, logrando aterrizar en la Base Naval de Guantánamo.
El 8 de mayo de 1994, un AN-24 que volaba entre La Habana y Nassau, con treinta pasajeros a bordo, fue desviado por el piloto hacia el sur de la Florida.
El 15 de noviembre de 1993, un AN-2 de la Empresa Nacional de Servicios Aéreos fue desviado hacia Estados Unidos desde el aeropuerto de Camagüey por dos pilotos de dicha empresa que portaban armas de fuego.
En todos los casos, las penas para los apresados en Cuba han sido de cadena perpetua a 30 años de privación de libertad. Pero en 2003 el régimen de Fidel Castro decidió comenzar el año con más mano dura aún, aplicando las leyes no sólo para condenar delitos o supuestos delitos, sino sobre todo para atemorizar y tratar de que sirvieran como lección ejemplarizante.
En enero de 2003 puso en marcha la Operación Coraza, la mayor redada contra el tráfico y consumo de drogas hasta ese momento conocida en la Isla. En marzo, la Primavera Negra, como ha quedado conocida la brutal oleada represiva contra la oposición pacífica, con sanciones de entre 13 y 28 años de prisión a 75 disidentes y periodistas independientes de todo el país. Y en el mes de abril, sin importarle un ápice la opinion pública internacional, ya muy alarmada por las detenciones y desorbitantes condenas a los opositores, fusiló a los tres secuetradores de la lancha Baraguá. Los tres eran negros, jóvenes y de origen humilde.
Algunas víctimas
Excepcionalmente, los intentos de secuestro de naves aéreas y marítimas o de penetrar en sedes diplomáticas para pedir asilo, acciones que se vienen produciendo desde los primeros años de la llegada al poder de Fidel Castro, han dejado víctimas mortales: en innumerables ocasiones, los secuestradores han pagado con su vida sus deseos de irse del país. Así lo demuestran testimonios aportados por Archivo Cuba, una de las más importantes y serias organizaciones del exilio encargadas de recopilar y verificar casos de muertos, fusilados y desaparecidos a partir de 1959.
Es el caso de Angelo López, 15, y Nelson Rodríguez, 18, fusilados en 1971 en la Fortaleza de la Cabaña tras el infructuoso intento de secuestrar un avión de Cubana de Aviación.
Diez años después, el 2 de enero de 1981, tres hermanos de apellido García Marín, fueron capturados dentro de la Embajada del Vaticano en La Habana y posteriormente fusilados.
Apenas tres meses más tarde, el 23 de marzo, Owen Delgado, 15, murió de una golpiza en Villa Marista, cuartel de la policía política al cual había sido llevado cuando agentes de la Seguridad del Estado penetraron en la Embajada de Ecuador en La Habana, a donde Owen se había refugiado con su familia. En esa misma sede diplomática, el 11 de diciembre de 1961, había sido abatido Alberto Hernández.
Al intentar salir del país en una lancha por el puerto de Palo Alto, Ciego de Avila, el 19 de mayo de 1991 presuntamente fue asesinado Miguel Mariano Guerra, 33, reportado como desaparecido al no encontrarse su cadáver.
El primer caso encontrado de un cubano muerto en el tren de aterrizaje de un avión data del 21 de julio de 1991 y es el de Alexis Hernández, 19, quien intentó escapar en un vuelo de Iberia que cubría la ruta Habana-Madrid.
El 19 de septiembre de 1999, Roberto García, 47, lograría huir de Cuba en el tren de aterrizaje de una nave de Alitalia. Su cuerpo sin vida sería hallado en el aeropuerto de Malpensa, Milan.
Félix Julián García, 28, y cuyos restos llevan años reclamando familiares residentes en Miami, murió asfixiado el 22 de agosto de 1999. Lo hallaron en la rueda de un British Airways cuando éste aterrizó en Londres.
También en el tren de aterrizaje de un British Airways lograron entrar y escapar de la isla, dos estudiantes de las escuelas militares Camilo Cienfuegos, Maikel Fonseca, 16, y Alberto Esteban Vázquez, 17. Murieron congelados durante la larga travesía. Ocurrió en la Navidad del año 2000.
Menos conocidos han sido los intentos por tratar de llegar a la Base Naval de Guantánamo. En 1993 lo intentó Manuel Whitaker, 16, y murió al estallarle una mina. El 19 de enero de 1994 Luis Iskander Malenas y Angel Valverde tampoco lo lograron: fueron ametrallados por guardafronteras cubanos.
Según Archivo de Cuba, hasta mayo de 2004 el estimado de menores muertos en intentos de salidas por mar se situaba entre 10 mil 926 y 12 mil 916 (la cifra de cubanos adultos es varias veces superior).
Los casos más terribles son dos masacres:
La del Río Canímar, Matanzas: el 6 de julio de 1980 cuatro menores de edad se ahogaron junto con 62 personas cuando la marina cubana hundió la embarcación XX Aniversario, secuestrada con el fin de salir ilegalmente del país.
La de la Bahía de La Habana: el 13 de julio de 1994 un guardacostas cubano hundió un remolcador que horas antes había sido secuestrado, el 13 de Marzo. Doce menores, entre ellos un bebé de seis meses, perecieron junto con sus padres y otros familiares.
Lo paradójico es que ni la justificación empleada por el dictador se ha visto fundamentada, ni en el tiempo ni por los hechos; según el déspota, esas extremas y severas medidas (fusilamiento) tenían el propósito de desanimar o desalentar el secuestro. Nada de eso ha sucedido, han continuado los intentos de secuestro y los secuestros y toda el inventario del cubano para lograr huir del infierno castrista.
ResponderEliminarDe manera que no hay justificación ni justificante para aplicar penas tan severas por parte de la dictadura.
La desesperacion, como la soledad, es mala consejera, y es muy triste saber que el peloton es lo que le espera a estos jovenes. El regimen de Cuba no deja otra opcion que la salida del pais o la carcel para quien se oponga abiertamente. La emigracion -o el exilio- esta drenando el futuro de la isla. Empleando desde el jineterismo hasta los secuestros, los cubanos jovenes no ven otra salida para sus vidas, como no sea largarse del pais. Y, dicho sea de paso, son los mas humildes, una gran cantidad de ellos de raza negra, los que menos opciones tienen para quedarse en la isla, a quienes se da menos incentivo. Algo mas para apuntar en la lista de fracasos de la Revolucion: el relevo quiere irse, y es ademas el sector mas desilusionado, mas desesperado. Ni el paredon ni los mensajes radiales de EE.UU enfatizando su rechazo a la violencia como medio de salir de la isla, importan mucho. Estas generaciones creen muy poco de lo que se dice oficialmente. Inmadurez y locura de algunos? Tal vez. Pero, en cual de esos juicios sumarisimos -lo que antecede al paredon- se analizan las causas profundas de tal violencia? No, no es justicia, es terror y castigo, es miedo a decir lo que esta pasando, es represion, es lo que mejor saben hacer las autoridades de Cuba.
ResponderEliminarAriel, concuerdo plenamente contigo, sólo tendría que agregar que al éxodo, sea por mar, vía aérea, jineterismo o matrimonio con extranjeros, hay que añadir una realidad tan o más terrible: el decrecimiento de la población.
ResponderEliminarCuba, habrás leído, a la vuelta de veinte años será una población con más personas jubiladas que en edad laboral y reproductiva.
Después de Pelotón a la Vista pondremos un trabajo de Iván, Quiero ser como Michael Moore, inicialmente publicado en Encuentro en agosto de 2005. Después, Cuba, sobredosis de abortos, artículo donde trato de alertar sobre el el decrecimiento acelerado de la población cubana.
TANIA me llamo leonardo por casualida di con su blog permitame decirle,que usted tiene la estirpe de la maraina granjales soy un cubano mas fuera de su isla,usted es una gran cubana siga adelante y con su permiso regare por toda la wed lo que se escribe aqui que es muy interesante.
ResponderEliminarleo
Leonardo, hace poco, en un trabajo que hice sobre Antúnez le llamé "el Mandela cubano" y él le dijo a un periodista de la televisión española que de ninguna manera, que no se podía comparar con él. Un hombre que acaba de pasar 17 años en la cárcel. Le agradezco su elogio, pero sin falsa modestia le digo que soy una cubana común y corriente. Lo único que reconozco es haber nacido y vivido en una época que a mí y muchas otras mujeres de mi generación las marcó bastante. Nada más. Tania Quintero
ResponderEliminartania es leonardo,le diria con todo el respeto del mundo si yo fuera antunez jamas permitiria que nadie me compare con mandela,vea este video y si no puede verlo trate de entrar en yotube,y busquelo.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/v/3zcTziSklpY
http://www.youtube.com/watch?v=3zcTziSklpY
ResponderEliminary si no lo puede ver por aqui,entre en yotube y ponga el nombre de mandela y busque en la pagina 4 o 5 y se sorprendera.
ResponderEliminarDesde que era pequeño escuchaba a los anti yankis hablar de rusia y cuba como los paraisos del mundo anticapitalista, en esos maravillosos lugares la gente tenia todo asegurado, salud, educacion, la vivienda y demas maravillas, paso el tiempo y millones de muertos, la ex union sovietica se derrumbo, y solo queda cuba en pie, pero tambaleante, sus mas acerrimos defensores justifican la no salida de sus ciudadanos aduciendo tantas mentiras como:
ResponderEliminarEn ...es igual, la gente no puede salir por problemas economicos.
Pero bueno, que se puede decir de estos seguidores del marxismo leninismo, doctrina que ahogo en sangre a millones de vida, eso si, ellos se comparan con los antiguos libertadores de america.
Señora TANIA, un fuerte abrazo desde argentina:
ruloquaglia.blogspot.com