domingo, 25 de marzo de 2007

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Encuentro en la red -
Diario independiente de asuntos cubanos
Jueves, 10 de abril de 2003
Desde La Habana

El agente Miguel
por TANIA QUINTERO
En la foto:Manuel David Orrio, el chivato.

Raúl Rivero lo vio entrar con camisa color tangerina de mangas largas, pantalón carmelita y su inseparable bastón. No se sorprendió como el día antes, en la misma sala del mismo tribunal, Martha Beatriz Roque Cabello se asombrara al ver como testigo acusador a Aleida Godínez (la "agente Vilma"), persona allegada en la comisión gestora de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil. La contrainteligencia cubana decidió "quemar" a Godínez y Manuel David Orrio para poder "reforzar" las evidencias de los "delitos" cometidos por Roque Cabello y Raúl Rivero, supuestamente violatorios de artículos contemplados en la Ley 88 o Mordaza, aprobada en febrero de 1999, y el Código Penal (Ley 62, vigente desde abril de 1988).
En la foto: Raúl Rivero, el periodista.
En todo caso, la sorpresa del poeta, escritor y periodista disidente se debió al hecho de que Orrio no fuera vestido de verde olivo, el color del uniforme del Departamento de Seguridad del Estado (DSE) al cual el "agente Miguel", según dijo en el juicio, se enorgullece de pertenecer desde 1992. Orrio no podía soportar el talento, la personalidad y el reconocimiento internacional alcanzado por Raúl Rivero a partir de 1991, cuando firmó la Carta de los Diez, pero sobre todo a partir de 1994, cuando sin recurrir a ninguna sesión de Alcohólicos Anónimos se convirtiera en abstemio y con plena conciencia --y valor-- el 23 de septiembre de 1995 fundara Cuba Press, la más profesional de las agencias de prensa alternativa creadas en la Isla.
En la foto: Aleida Godínez, Vilma, la chivata.

Su odio llegó al clímax en junio de 2000, cuando convocó a un grupo de periodistas cercanos a su entorno con el propósito de lograr consenso y atacar, mediante una declaración (que hicieron pública), a quien Orrio despectivamente llamaba "Periodista en Jefe". El "agente Miguel" quería ser el personaje protagónico, la figura central del periodismo independiente. Mientras más sobresaliera y su nombre sonara, más quedaba "sembrado" dentro de la disidencia. Sus intenciones fallaron en el verano de 2000.
En la Foto: Arresto de Raúl Rivero.
Recuerdo que escribí un artículo denunciando la trama. Pero Raúl Rivero me pidió que no lo publicara para no echarle más leña al fuego de la discordia. Fue la única vez que me hiciera una sugerencia de ese tipo. A principios de 1997, Orrio fue nombrado por Rosa Berre --periodista cubana exiliada en Miami-- representante de la agencia Cubanet. A fines de 2002 otro periodista exiliado, José Rivero, lo escogió para estar al frente de la corresponsalía de Carta de Cuba en la Isla. Hasta el final, Orrio fue su "hombre en La Habana".
En la foto: Martha Beatriz Roque, Asamblea para promover la sociedad civil en Cuba.
El 4 de abril de 2003, en el juicio celebrado en el Tribunal Popular del municipio 10 de Octubre contra Raúl Rivero y su colega Ricardo González Alfonso, presidente de la Sociedad de Periodismo Manuel Márquez Sterling, otro "agente" fue presentado como testigo acusador: Néstor Baguer, un anciano que hasta ese bochornoso instante era considerado "el decano de la prensa independiente" por haber fundado, a inicios de los 90, la APIC (Asociación de Periodistas Independientes de Cuba).

En la foto: Néstor Baguer, el otro chivato.


Con su característica boina negra, y auxiliado por un bastón, Baguer, como Orrio, se pasaba el tiempo tratando de desacreditar a Rivero. Si Orrio fue ayudado a sentarse en el juicio (tiene limitación física en una pierna), el "testimonio" de Baguer fue dado mediante video, por sus deterioradas condiciones de salud o por temor a que el "agente Octavio" metiera la pata y hablara más de lo deseado.

El mismo día que detuvieron a Raúl Rivero, el jueves 20 de marzo, éste me contó que cuando Baguer se enteró del operativo de más de 10 horas en el domicilio de Ricardo González y su posterior detención, le había dicho: "Raúl, no te preocupes, después de todo Ricardo no es periodista". Poseedor de un ego enorme, Baguer consideraba que sólo él y Rivero eran periodistas de verdad.

La gota de agua que desató la actual represión fue un "taller" de Ética Periodística en la residencia del jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba, James Cason, diplomático que el 6 de marzo había sido fuertemente atacado y amenazado con la expulsión del país por Fidel Castro. La fecha escogida no fue casual: viernes 14 de marzo, cuando la oficialidad celebra el Día de la Prensa Cubana.

No había que ser un James Bond o haber leído a Frederich Forsythe para caer en la cuenta de que había "gato encerrado". En cualquier nación del continente una actividad de ese tipo es común y corriente, pero en Cuba es una muestra de dependencia y servilismo hacia los americanos, tenidos como "sufragadores de la contrarrevolución interna" y agentes de la CIA.
La reunión en la residencia de Cason fue el pretexto para, en cuatro días, del 18 al 21 de marzo, efectuar una razia contra una lista de opositores y periodistas independientes minuciosamente seleccionada por el DSE.

Ni Raúl Rivero ni Ricardo González asistieron al provocador "taller", al cual habían sido expresamente invitados.

Ahora, desde su casa en la barriada de Centro Habana --cercana, por cierto, al apartamento de Raúl Rivero-- Manuel David Orrio navega apaciblemente por Internet, en una Pentium comprada a una profesora de la Alianza Francesa con dinero enviado por un "buen amigo" de Nueva York.

Su nombre ya debe haber sido borrado de Cubanet y Carta de Cuba, pero tal vez siga saliendo en terra.com o en cualquier otra web donde solía colaborar. Puede que en lo adelante use seudónimo.

Sólo en el totalitarismo es delito poseer computadora, navegar por Internet y tener libre acceso a la información. A no ser, claro, que se sea agente de la Seguridad del Estado.

Nota: Señores, las imágnes y los pies de fotos son mi responsabilidad. Magia.

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