Por Tania Quintero
Por muy pobres que fueran, antes de 1959, los cubanos andaban limpios y adecuadamente vestidos. Fueran profesores, como los de la foto superior, reunidos en la Escuela Normal de Maestros de La Habana, en mayo de 1945. O amas de casa, abogados, obreros, sindicalistas, políticos, empleados...
Los cubanos vivían orgullosos de su capital. La Habana era una ciudad cosmopolita, a la altura de Nueva York, Buenos Aires, Sao Paulo, París o Londres. Los habaneros tuvimos tiendas por departamentos mucho antes que Madrid. Dos primos asturianos que habían trabajado en la renombrada tienda cubana El Encanto, cuando en los años 40 regresaron a España decidieron abrir dos grandes almacenes. Un primo, Pepín Fernández, abrió una tienda llamada Galerías Preciado. En la acera de enfrente, el otro primo, César Rodríguez, decidió crear un gran almacén al cual llamó El Corte Inglés.
Españoles eran también los dueños de una de las más famosas joyerías que hubo en La Habana, Cuervo y Sobrinos, actualmente con tiendas en varias ciudades del mundo. Con el mismo lujo y la misma calidad de aquella que una vez tuvieron en Cuba. Todo eso fue antes de que llegara el comandante, mandara a parar y comenzara a destrozar. Sí, es cierto. Había que acabar con la pobreza, el analfabetismo y la politiquería, entre otros males. Pero no acabar con el país entero.
El comandante quiso acabar también con la costumbre de usar trajes y corbatas los hombres. Y las mujeres ir apropiadamente vestidas, para ir a trabajar, o para estar en su casa. Y lo consiguió. Con la implantación de la "libreta de productos industriales", en marzo de 1962, los cubanos fueron obligados a vestirse racionadamente. No con lo que les gustara, si no con lo poco y feo que por un cupón podían comprar en las escasas tiendas.
Para esa fecha, de un plumazo habían sido eliminadas las reglas de cortesía. En lo adelante, sería un pecado decirle a alguien "señor", "señora" o "señorita" . Comenzó a ser anticuado el trato de "usted". Los rebeldes, con sus collares, sus barbas tan dispares como sus uniformes y su incultura, consiguieron que el "compañerismo" y el "tuteo" dieran paso a lo que en estos 51 años ha sido marca de fábrica del socialismo castrista: ausencia de buenos modales, groserías, vejaciones e irrespetuosidad. A todos los niveles. En todos los sectores. En todas las provincias. En toda Cuba.
Muy elegantes, empleados gastronómicos desfilan con su sindicato por calles de La Habana, el 1 de mayo de 1945.
Lázaro Peña, a la izquierda, secretario general de la Confederación de Trabajadores de Cuba, durante una entrevista con el Ministro del Trabajo, en 1945. Peña, era militante comunista y tabaquero de oficio, fue muy querido entre los obreros. Sus orígenes nunca impidieron que fuera correctamente vestido.
Ibrahim Urbino, conocido locutor de la época, durante un programa de la emisora Mil Diez, en 1945. Como público asistían personas comunes y corrientes, siempre correctamente vestidas.
Una de las tantas aulas que en los años 40 había en La Habana, donde gratuitamente se podía aprender inglés. De nuevo destaca la forma correcta de vestir.
1954. Fanáticos durante un juego Habana-Almendares, dos equipos rivales de la época. Entonces ni al estadio se iba "como quiera".
Haciendo cola para extraer dinero de un banco, en abril de 1958. Nadie sin camisa y en chancletas.
Ni en las chabolas se veía a niños encueros ni sucios. Por muy pobre que se fuera, los cubanos
no se dejaban de bañar ni de lavar su ropa.A veces los ricos no sobresalían por su vestimenta, como estas jóvenes fotografiadas en 1946, en la piscina de su mansión.
Cuando tenían que hacer vida social, las habaneras sacaban de sus armarios sus mejores prendas. Un glamour que la revolución decidió eliminar y dar vida a la chusmería, el desparpajo y la vulgaridad.
Fotos: Ed Clark, Mark Kauffman, Joseph Scherschel y Nina Leen, revista Life.
Te dejo el mas fuerte de los abrazos de la amistad, esa que no pide fronteras, ni mas militancia que la amistad misma. Conservo tu fresca sonrisa y tu encomiable apego al deber, tu sapiencia natural y la infinita solidaridad de cada gesto de hermana sin frontera...
ResponderEliminarAcabo de poner un video que tiene que ver con esto que comentas en este post: la sublime elegancia del cubano y de la cubana. Gracias, le pongo link, gracias.
ResponderEliminarImportante las muestras gráficas para demostrar que Cuba sí era un país próspero y culto antes de los barbudos. En una oportunidad estuve en una visita que hizo un presidente del Ecuador(no recuerdo su nombre)después que los países de la OEA rompieran relaciones con Cuba. El presidente ecuatoriano llegó con -fidel- y unos de los guarda espalda le abrió la puerta del "jeep" ruso al invitado y éste por cortesía les dijo : - gracias! y -fidel- que ya estaba fuera del carro comentó asombrado :- miren para eso, dio las gracias!. Aquí se pone de manifiesto la prepotencia y la arrogancia del "tipo".
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