lunes, 18 de febrero de 2008

TODOS LOS CANDADOS



Hasta el momento de escribir estas líneas, sólo cuatro candados se habían abierto. Se esperaba que se abrieran tres más. Y que en total sean siete los cubanos que han podido dejar atrás el encierro al que los condenó un régimen hace rato condenado.

Por Raúl Rivero, que estuvo con ellos poco después de su llegada a Madrid, he sabido en las condiciones en que Pedro Pablo, Alejandro, Ramón y Omar, así como sus familiares, han salido de la patria donde nacieron y donde descansan los restos de padres y abuelos.

Una verdadera ignominia. No solamente los obligaron a irse a España, sino que lo hicieron como si fueran unos terroristas.

El tratamiento de las últimas horas fue absolutamente estalinista. Los llevaron directamente de la prisión Combinado del Este, en las afueras de la capital, hasta el avión militar enviado por el gobierno de España, y en el cual habían viajado dos funcionarios y dos médicos. No los pasaron por ningún salón del aeropuerto. Los condujeron al avión por una entrada de autos en la pista, directo a la escalerilla.

A los familiares los tenían incomunicados, sin teléfono, en una casa de visita de la Seguridad del Estado. A pesar de que ya la noche había caído sobre La Habana, en el momento de salir para el aeropuerto, quitaron la luz en la barriada donde se encontraban, para que nadie los viera.

Todo brutal. Con premura, porque el gobierno quería que Omar, Ramón, Alejandro y Pedro Pablo abandonaran definitivamente su país el domingo 17 de febrero de 2008.

Cuatro hombres nobles y buenos, sin más delito que el amor a la verdad. Cuba sigue perdiendo a sus mejores hijos y los cubanos ganando nuevos espacios de libertad.

Ni cuatro ni siete: todos los candados de las celdas donde se encuentran prisioneros políticos cubanos deben abrirse, incondicionalmente. Como en 1955 hiciera Batista con Fidel Castro y los asaltantes al Moncada: si ellos se fueron a México, fue porque querían ir a preparar una invasión. Pero nadie los obligó a abandonar su patria, de la manera como han hecho estos sicarios.

Tania Quintero
Lucerna

1 comentario:

  1. Comprendo tu enfado por el trato degradante que se les ha dado a estos luchadores por la libertad. Veamos el lado bueno, por lo menos están vivos.
    Gracias a personas como ellos, pronto reventarán todos los candados en Cuba.

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